lunes, julio 23, 2007

OPINION // El interesado e inconstante amor por Ladilla

La lista de jugadores que alguna vez decidieron renunciar a una convocatoria del equipo es extensa. No alcanzaría esta nota para nombrar a todos los que, después de afirmar “siempre es un honor y un orgullo vestir la tricolor”, optaron por el “prefiero descansar”, “tengo que limpiar casa” o “tengo que estudiar”. Siempre fue así. Los “no” son una constante a lo largo de la historia. Solo ocurrió en contadísimas excepciones cuando se consiguió la racha de partidos invictos. Y nunca hubo una renuncia, esto vale remarcarlo, en vísperas del final del torneo. De todos modos, el único impedido físicamente y por lo tanto realmente exceptuado es Cutu. Armemos una hipótesis: supongamos que el equipo va primero ¿algún jugador expondría una razón para no jugar un partido? Seguramente no. Los jugadores analizan todo. Estudian el nivel y la cancha de juego, calculan el viaje y el estilo organizativo de los dirigentes, miden consecuencias físicas, valoran su entrega realizada al equipo, sacan conclusiones y luego deciden. Ahora bien, ¿hay alguna ley o reglamento que impida esto? No, en muchos casos habría que entenderlos y agradecerles el sacrificio realizado por partidos injugables y entrenarse en doble turno a cambio de nada. Entonces ¿Qué se debe hacer para volver a jerarquizar al equipo y que entes de faltar lo piensen dos veces? Exactamente lo contrario: jugar en canchas donde la pelota pueda rodar, tener ropa nueva, cambiar los lugares de entrenamiento y concentración. Ahora si se mira todo con verdadero orgullo, con sentido y con amor a la azul, blanca y roja podría afirmarse que entes que jugadores son simples personas.

Para El Ladillón
Santos Biasatti