martes, junio 19, 2007

INFO. GRAL. // Una aventura espiritual


Que 120 jóvenes decidan cruzar los 400 kilómetros que separan Mendoza de Chile a través de la cordillera, caminen durante 15 días subiendo a mas de 4200 metro de altura, duerman a la intemperie, pasen frió y calor extremo, puede parecer uno de los tantos programas de “turismo de aventura”. Sin embargo esta lejos de serlo.

La Cruzada de María es una propuesta que hace todos los años la Iglesia y de la que participan chicos de distintas partes del mundo realizando una travesía plena de espiritualidad con un solo lema: la unidad de todos los pueblos latinoamericanos. Pablo Melgarejo, un ferviente creyente oriundo de Avellaneda que participo de la cruzada cuenta: “Me enteré de la peregrinación en el 2005 mientras hacíamos una misión en Mendoza y me entusiasmó mucho la idea de cruzar los Andes caminando. Si bien no iba con expectativas la experiencia fue hermosa. En medio de la cordillera, mirando alrededor la naturaleza, es imposible no encontarse con Dios y con María”. Las peregrinaciones empezaron por el año 1999 ante la proximidad del jubileo y como programa previo a un encuentro internacional de fe y religión. El mismo camino recorrido por San Martín para lograr la independencia, en esta oportunidad es instrumento de la lucha contra aquello que aleja a los jóvenes de Dios. “El Cristo Redentor, primer monumento a la paz en el mundo y nuestros santuarios marianos son una permanente invitación a ello” comenta el futuro sacerdote Pablo. Ocho años después, con el mismo espíritu, jóvenes latinoamericanos unieron caminando los dos santuarios. “Cuando la columna se separaba, recordó Pablo, me quedaba un poco solo, mirando las montañas a mi alrededor y eran momentos ideales para rezar, para reflexionar sobre mi pasado y también sobre que quiero en mi futuro”. Con las cordilleras como escenario, todas las noches celebraban misa, “cada una era inolvidable, diferente a cualquier otra celebración”. Todos los que participaron dispusieron de su tiempo para hacer esta cruzada, “en lugar de ir a jugar con Ladilla, dijo Pablo, preferí ir a Mendoza y no me arrepiento. Alguno puede pensar que es como un deporte, yo me di cuenta que con un poco de esfuerzo personal y decisión se puede superar cualquier cosa en la vida. Siempre que Dios y María estén de nuestro lado no hay nada imposible”.

Para El Ladillón
Santos Biasatti