lunes, julio 30, 2007

FUTBOL // Cada partido es una fiesta

Los espectáculos públicos suelen ser un espacio donde afloran las mejores y las peores costumbres sociales. La pasión que provoca el equipo tricolor en cada partido a veces hace olvidar que el comportamiento festivo puede impedir el disfrute de los visitantes. Son muchos los que, partido a partido, dejan todo para ver al equipo, recorren con prisa el camino que conduce al tan amado Gigante de Gerli, donde se unen en la misma pasión y dan rienda suelta al inmenso amor que sienten por Ladilla. Muchas veces escuchamos que el Gigante de Gerli es un monstruo que inspira respeto, adormece a los rivales y obliga a que sus jugadores hagan cosas sobrenaturales que en otra cancha no harían. Cada partido es una fiesta que arrastra una semana cargada de ansiedad, de nervios. Se detiene la respiración, el ritmo de la ciudad, hasta que el pitazo inicial da comienzo a la fiesta, las banderas, los bombos, a la pasión, la piel se eriza, siguen los cantos, la admiración crece en el visitante y acompleja al que no esta preparado. Religión, vida o muerte, lo único cierto es que el “Gigante”, ese cementerio donde descansan los mas pesados titanes del fútbol, tiene alma de arrabal y sangre del pueblo y de los fantasmas que ayer se sentaron en las tribunas para hacer grande a este club e inmortales a los ídolos que vistieron y visten la casaca azul, roja y blanca.

Para El Ladillón
Santos Biasatti